miércoles, 2 de marzo de 2011

Estupideces castizas.

En serio, que se puede esperar de un país en el que uno de sus mayores símbolos, que es el icono taurino, es un tema de discursióne entre los propios ciudadanos. O de un país en el que los políticos son objeto de burla (más aún de lo normal). O en el que el desempleo nos ahoga y sin embargo hay miles de puestos de trabajos ocupados por inmigrantes, a los que no les preocupa que se les caigan los anillos si tienen que alimentar a su familia.
Y por supuesto que se puede esperar de un país que ni siquiera reconoce una letra del alfabeto. Letra que además es muy característica de nuestra cultura y que además aparece en el nombre de susodicho país. En efecto hablo de la puÑetera Ñ.
¿Acaso alguien dice cono, madrono o ano (¡hablo de los 365 días del aÑo!)? ¿Entonces, por qué cada vez que me dan un billete de avión, me llaman en clase o aparezco en unas listas, misteriosamente mi apellido que contiene la letra Ñ, cambia de significado?


Gracias España por convertir mi apellido en esto.

Mierda, por la verguenza que me hace pasar este país lleno de contradicciones en una de las cuales me inmiscuye a mí sin comerlo ni beberlo.
ÑÑÑ.

sábado, 12 de febrero de 2011

Horas, minutos, segundos.

"Cuando uno toma una decisión, integra todo lo aprendido en la memoria tanto de largo como de corto plazo, que está repartida por distintas áreas del cerebro. De ahí, la complejidad del proceso". Palabras de científico.


¿Y qué pasa cuándo ni la corteza prefrontal ni el lóbulo saben estimularte lo suficiente para que te decantes por algo?. ¿Que ocurre cuándo no hay una correcta interacción en el hipocampo y tu cerebro no te proporciona los datos suficientes para poder tomar una decisión?.
La sensación se podría comparar con la que tenías de pequeño al jugar a la gallinita ciega. Vas dando tumbos, con los ojos vendados y medio mareado por las vueltas que has dado previamente sobre tí mismo. Indertidumbre, confusión y vértigo son algunos de los síntomas provocados por el incorrecto funcionar del hipocampo.
A veces tu cuerpo se revela ante la indecisión y comienza a actuar con independencia del cerebro. Y se hacen locuras provocadas por la enajenación transitoria que te acompaña, y por momentos sientes como tu actividad cerebral cesa su continuo engranaje y tú solo te preocupas del AQUÍ y del AHORA.

Y sin embargo cuándo vuelves en tí mismo, puedes sentir como tu azotea sigue maquinando, imparable como el mecanismo de un reloj. Es tu cerebro, que intenta recomponer las piezas y volver a poner todo en hora.

Tic, tac, tic... TAC.

martes, 8 de febrero de 2011

Objected.

Si existe el blanco es porque sabemos lo que es el negro. Así como sabemos que si hay paz es porque hemos conocido lo que es la guerra. Lo bueno y lo malo, lo grande y lo pequeño... opuestos, sí, pero siempre van de la mano.
Es por este razonamiento digno de un niño de parvulitos, que si existen personas indeseables y sabemos reconocerlas (a veces más tarde de lo que nos habría gustado), tienen que existir personas que merezcan la pena. Y puede que cueste encontrarlas, y puede que a veces nos den gato por liebre, pero si existen los fallos sabemos que hay aciertos.
Y te caerás, y sabrás lo que es el suelo, pero recuerda que si sabes lo que es caerse y tocar fondo, es porque también sabes lo que es levantarse y rozar el cielo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Vamos a llevarnos bien, cari.

Querido futuro novio, esta entrada va dirigida a ti, ya que si vas a estar tan loco como para soportarme te voy a dar 10 pequeños consejos para hacer que te sea más leve. Más que consejos, son 10 cosas que no deberías hacer mientras estés conmigo... Que no las hagas ni de coña, vaya.
Bueno pues aquí te las escribo para que veas que me esfuerzo por mejorar una relación hoy por hoy inexistente.
 Por cierto, gracias y ánimo, que aguantarme no va a ser una tarea fácil.

1- No me gustaría montar contigo en las barcas del Retiro. Me niego a estar remando la barca y no voy a hacer de ti mi negrero.

2- Te suplico que no oses regalarme una esclava con tu nombre y el mío grabado. No soy un perro, y tampoco tengo problemas de memoria, no se me va a olvidar cómo te llamas.

3- Por favor, no pongas en el nik de ningún tipo de red social nuestra fecha. A la gente le importa un pepino cuánto tiempo llevamos.

4- No me lleves al parque de Europa. En serio, si quieres que nos hagamos fotos con la Torre Eiffel de fondo, que ésta no sea de cartón-piedra, no seas cutre y llévame a París.

5- Nada de excesos en San Valentín. Más te vale ser detallista los 365 días del año, y no seas tan tonto de caer en las artimañas del Corte Inglés, son muy listos.

6- Por mi bienestar físico y mental espero que no pienses que sería cuqui regalarme un hámster un conejo o algo de eso. Mis padres te matarían, y nuestras próximas citas serían en el Ramón y Cajal porque soy alérgica a su pelo.

7- Me llamo Julia. Lo digo por si en algún tipo de derrame cerebral lo confundes con amorcito, bebé, peque o cualquier tipo de cosa no apta para diabéticos.

8- Deberás saber que no soy muy fan de los peluches, mas que nada porque tengo 20 años y un perro que se acaba apropiando de todos (no te digo para qué).

9- Nada de discos que sólo contengan recopilaciones románticas. No quiero tener en mis manos mi pasaporte para el suicidio, gracias.

10- Por último y no por ello menos importante te comento mi mayor extravagancia. No me regales un ramo de flores, en serio, te lo pido de rodillas. A parte de que no quiero sufrir una plaga de pulgones en mi casa, no creo que una cosa que muere a los dos días sea la mejor metáfora de nuestra relación.

sábado, 29 de enero de 2011

Con permiso de Amelie...

...yo también disfruto de las pequeñas cosas de la vida.
Esta conclusión llegó ayer, después de que me quitaran dos muelas del jucio. La cosa es que llegué medio de resaca al dentista, y cuando este empezó a hurgarme en la boca me entró un ataque de risa.
Llamame rarita, pero me hizo mucha gracia el cosquilleo que había provocado la anestesia en mi boca. El dentista medio alucinado medio divertido me dijo que había quitado millones de muelas del jucio, pero que era la primera vez que un paciente se reía mientras lo estaba haciendo.
Entonces yo le expliqué que a mí los pequeños detalles me hacían mucha gracia, cosa que me costó mucho porque tenía como tres tipos de cosas metálicas revolviendose en mi pobre boca.
Cuando le dije esto al dentista empecé a recapacitar en cosas absurdas que me hacen feliz y sorpendentemente se me han ocurrido muchas. Por ejemplo, disfruto una barbaridad al mojar el pan en cualquier tipo de salsa, en serio, quien hizo esto por primera vez debería recibir un galardón o algo. También me encanta ir en un coche cuando fuera está lloviendo o entrar a una tienda y que pongan una canción que me gusta, o escuchar las conversaciones de la gente del metro...
No se, supongo que cada persona tiene su propia pompa en la que disfruta de pequeñas cosas absurdas.
Como dijeron unos buenos colegas: We all live in our yellow submarine.

domingo, 23 de enero de 2011

El por qué de este Blog.

A veces la vida te da una ostia de improvisto,  pero literalmente. El otro día una amiga mía iba andando tranquilamente por Gran Vía y un señor mayor le soltó un codazo en las costillas, así porque sí.
El primer paso en este tipo de situaciones es no reaccionar, te quedas quieto preguntandote si es verdad lo que te acaba de pasar. Como segundo paso analizas la información, empiezas a digerir lentamente lo que te acaba ocurrir.
 Sin emabrgo  es en el tercer paso en el que se puede llegar a diferenciar a dos tipos de personas.
 Mi amiga podía haber procesado la historia como una persona indignada, rabiosa, pero no lo hizo.
Llegó al día siguiente y relató la anécdota del señor karateka entre risas, lo que hizo que todos los demas nos unieramos a las carcajadas.
Esto pasa con todas las sacudidas que te da vida, las puedes asumir con indigación y mala baba, o puedes asumirlas de la mejor forma posible.
Yo me niego a ser una persona del primer grupo, me niego pero rotundamente. De ahí que ahora me de por escribir este Blog, para compartir todas las ostias que me da la vida pero desde una perspectiva positiva.
De ahora en adelante pienso superar todos mis problemas con una botella de Ron en la mano, y con una gran sonrisa en la cara. A partir de ahora sólo ronrisas.