miércoles, 2 de marzo de 2011

Estupideces castizas.

En serio, que se puede esperar de un país en el que uno de sus mayores símbolos, que es el icono taurino, es un tema de discursióne entre los propios ciudadanos. O de un país en el que los políticos son objeto de burla (más aún de lo normal). O en el que el desempleo nos ahoga y sin embargo hay miles de puestos de trabajos ocupados por inmigrantes, a los que no les preocupa que se les caigan los anillos si tienen que alimentar a su familia.
Y por supuesto que se puede esperar de un país que ni siquiera reconoce una letra del alfabeto. Letra que además es muy característica de nuestra cultura y que además aparece en el nombre de susodicho país. En efecto hablo de la puÑetera Ñ.
¿Acaso alguien dice cono, madrono o ano (¡hablo de los 365 días del aÑo!)? ¿Entonces, por qué cada vez que me dan un billete de avión, me llaman en clase o aparezco en unas listas, misteriosamente mi apellido que contiene la letra Ñ, cambia de significado?


Gracias España por convertir mi apellido en esto.

Mierda, por la verguenza que me hace pasar este país lleno de contradicciones en una de las cuales me inmiscuye a mí sin comerlo ni beberlo.
ÑÑÑ.

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