sábado, 12 de febrero de 2011

Horas, minutos, segundos.

"Cuando uno toma una decisión, integra todo lo aprendido en la memoria tanto de largo como de corto plazo, que está repartida por distintas áreas del cerebro. De ahí, la complejidad del proceso". Palabras de científico.


¿Y qué pasa cuándo ni la corteza prefrontal ni el lóbulo saben estimularte lo suficiente para que te decantes por algo?. ¿Que ocurre cuándo no hay una correcta interacción en el hipocampo y tu cerebro no te proporciona los datos suficientes para poder tomar una decisión?.
La sensación se podría comparar con la que tenías de pequeño al jugar a la gallinita ciega. Vas dando tumbos, con los ojos vendados y medio mareado por las vueltas que has dado previamente sobre tí mismo. Indertidumbre, confusión y vértigo son algunos de los síntomas provocados por el incorrecto funcionar del hipocampo.
A veces tu cuerpo se revela ante la indecisión y comienza a actuar con independencia del cerebro. Y se hacen locuras provocadas por la enajenación transitoria que te acompaña, y por momentos sientes como tu actividad cerebral cesa su continuo engranaje y tú solo te preocupas del AQUÍ y del AHORA.

Y sin embargo cuándo vuelves en tí mismo, puedes sentir como tu azotea sigue maquinando, imparable como el mecanismo de un reloj. Es tu cerebro, que intenta recomponer las piezas y volver a poner todo en hora.

Tic, tac, tic... TAC.

martes, 8 de febrero de 2011

Objected.

Si existe el blanco es porque sabemos lo que es el negro. Así como sabemos que si hay paz es porque hemos conocido lo que es la guerra. Lo bueno y lo malo, lo grande y lo pequeño... opuestos, sí, pero siempre van de la mano.
Es por este razonamiento digno de un niño de parvulitos, que si existen personas indeseables y sabemos reconocerlas (a veces más tarde de lo que nos habría gustado), tienen que existir personas que merezcan la pena. Y puede que cueste encontrarlas, y puede que a veces nos den gato por liebre, pero si existen los fallos sabemos que hay aciertos.
Y te caerás, y sabrás lo que es el suelo, pero recuerda que si sabes lo que es caerse y tocar fondo, es porque también sabes lo que es levantarse y rozar el cielo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Vamos a llevarnos bien, cari.

Querido futuro novio, esta entrada va dirigida a ti, ya que si vas a estar tan loco como para soportarme te voy a dar 10 pequeños consejos para hacer que te sea más leve. Más que consejos, son 10 cosas que no deberías hacer mientras estés conmigo... Que no las hagas ni de coña, vaya.
Bueno pues aquí te las escribo para que veas que me esfuerzo por mejorar una relación hoy por hoy inexistente.
 Por cierto, gracias y ánimo, que aguantarme no va a ser una tarea fácil.

1- No me gustaría montar contigo en las barcas del Retiro. Me niego a estar remando la barca y no voy a hacer de ti mi negrero.

2- Te suplico que no oses regalarme una esclava con tu nombre y el mío grabado. No soy un perro, y tampoco tengo problemas de memoria, no se me va a olvidar cómo te llamas.

3- Por favor, no pongas en el nik de ningún tipo de red social nuestra fecha. A la gente le importa un pepino cuánto tiempo llevamos.

4- No me lleves al parque de Europa. En serio, si quieres que nos hagamos fotos con la Torre Eiffel de fondo, que ésta no sea de cartón-piedra, no seas cutre y llévame a París.

5- Nada de excesos en San Valentín. Más te vale ser detallista los 365 días del año, y no seas tan tonto de caer en las artimañas del Corte Inglés, son muy listos.

6- Por mi bienestar físico y mental espero que no pienses que sería cuqui regalarme un hámster un conejo o algo de eso. Mis padres te matarían, y nuestras próximas citas serían en el Ramón y Cajal porque soy alérgica a su pelo.

7- Me llamo Julia. Lo digo por si en algún tipo de derrame cerebral lo confundes con amorcito, bebé, peque o cualquier tipo de cosa no apta para diabéticos.

8- Deberás saber que no soy muy fan de los peluches, mas que nada porque tengo 20 años y un perro que se acaba apropiando de todos (no te digo para qué).

9- Nada de discos que sólo contengan recopilaciones románticas. No quiero tener en mis manos mi pasaporte para el suicidio, gracias.

10- Por último y no por ello menos importante te comento mi mayor extravagancia. No me regales un ramo de flores, en serio, te lo pido de rodillas. A parte de que no quiero sufrir una plaga de pulgones en mi casa, no creo que una cosa que muere a los dos días sea la mejor metáfora de nuestra relación.