Esta conclusión llegó ayer, después de que me quitaran dos muelas del jucio. La cosa es que llegué medio de resaca al dentista, y cuando este empezó a hurgarme en la boca me entró un ataque de risa.
Llamame rarita, pero me hizo mucha gracia el cosquilleo que había provocado la anestesia en mi boca. El dentista medio alucinado medio divertido me dijo que había quitado millones de muelas del jucio, pero que era la primera vez que un paciente se reía mientras lo estaba haciendo.
Entonces yo le expliqué que a mí los pequeños detalles me hacían mucha gracia, cosa que me costó mucho porque tenía como tres tipos de cosas metálicas revolviendose en mi pobre boca.Cuando le dije esto al dentista empecé a recapacitar en cosas absurdas que me hacen feliz y sorpendentemente se me han ocurrido muchas. Por ejemplo, disfruto una barbaridad al mojar el pan en cualquier tipo de salsa, en serio, quien hizo esto por primera vez debería recibir un galardón o algo. También me encanta ir en un coche cuando fuera está lloviendo o entrar a una tienda y que pongan una canción que me gusta, o escuchar las conversaciones de la gente del metro...
No se, supongo que cada persona tiene su propia pompa en la que disfruta de pequeñas cosas absurdas.
Como dijeron unos buenos colegas: We all live in our yellow submarine.
